"Lo que rescato para mí en aquella época es, en primer lugar, el
hecho de que conocí a muchos poetas y fui amigo de los jóvenes españoles. La
gran experiencia fue haber conocido al pueblo español y la verdad de la guerra.
Esta verdad no era lo que decían mis poemas. La verdad de la guerra era que
había hambre, caían bombas, la gente tenía miedo y sentía desesperación, la
gente no estaba de acuerdo con muchas cosas que pasaban del lado republicano, y
al mismo tiempo había verdadero horror de lo que podía ocurrir cuando llegasen
las tropas de Franco. Era una situación realmente dramática. En ese momento yo
iba mucho a las tabernas para hablar con el pueblo español: ahí empecé a
conocer parte de una realidad que hasta entonces ignoraba. Por ejemplo,
aquellos «paseos» en los que los milicianos asesinaron gente impunemente. Eso
me impresionó mucho. Hablé con León Felipe de estos temas y me mostró el otro
rostro de la verdad. Ello no me acercó a Franco, porque en su caso era el
Estado mismo, con la bendición de la Iglesia, quien realizaba los fusilamientos.
Pero no debe pasarse por alto que del lado republicano sucedían cosas
terribles, lamentables, como muchos asesinatos, sobre todo en Madrid, y también
venganzas personales. Esto lo recuerdo porque, muchos años después, leí el
libro del escritor francés Georges Bernanos Los grandes cementerios bajo la
luna. Bernanos era un escritor católico y conservador; fue a España para estar
del lado de Franco, quedó horrorizado con lo que allí vio y escribió este libro
de denuncia de las atrocidades franquistas. Del lado republicano, dos
escritores europeos, George Orwell y Simone Weil, también denunciaron a su vez
los excesos ocurridos en ese bando. Esto es lo que a mí me parece que no
hicimos bien los demás. Ahora me doy cuenta de que el deber del escritor no es
solamente mostrar los crímenes de los enemigos, sobre todo si esos enemigos son
también los enemigos de la libertad. No se deben ocultar los crímenes del
propio partido o del propio país. Hay una frase del doctor Johnson sobre el
patriotismo que es absolutamente exacta: «Ni el patriotismo, ni la lealtad
ideológica, ni la lealtad religiosa pueden justificar que uno sea cómplice de
los crímenes de su partido, de su familia o de su casa»."
Octavio Paz, en entrevista moderada por Luis Marco Schneider (1984), "La Experiencia de la Guerra Civil Española"
Recopilado por Antonio Limón López